Cómo un viaje de yoga puede cambiar tu vida y transformarte

Viaje a Ubud
Los viajes nos transforman, abren nuestra mente y generan nuevos circuitos neuronales que nos permiten ver la vida desde una perspectiva diferente. La ciencia confirma que viajar beneficia al cerebro: vivir nuevas experiencias y conocer otras culturas estimula la plasticidad cerebral, mejorando la creatividad, la resolución de problemas y nuestro bienestar emocional.

Hoy quiero hablarte de dos viajes que cambiaron mi vida: El primero, Bali.

Llegué a Bali después de dejar una relación tóxica de 2 años, te puedes imaginar como estaba… hecha polvo y con la autoestima bajo tierra. Entonces estábamos viviendo en Lombok unos meses, tras un año en Nueva Zelanda.


Las primeras semanas estuve por el sur, paseando por la playa (cuando Canggu tenía rollo), practicando yoga, etc, pero después subí hacia Ubud que fue la ciudad que me fascinó desde el primer momento, cuando fui por primera vez meses antes.


Bali me recibió con los brazos abiertos. Encontré casa en poco tiempo, de dos alturas, acristalada, ahí tienes foto de habitación, me encantaba, era feliz! y estaba en medio de campos de arroz, en un barrio que me gusta mucho, acogedor y tranquilo, cerca de un par de restaurantes que me gustaban mucho y con un centro de yoga (Intuitive Flow) muy cercano… No podía pedir más.

mi habitación Ubud

Poco después de instalarme, un día me desperté y todo empezó a dar vueltas, no entendía nada, como una resaca sin haber bebido, terrible, nunca había sentido algo así, eran vértigos, fue mi primera vez y me asusté mucho… y además estaba sola. Llamé a una chica que apenas conocía, y en un rato apareció con una amiga una de rosa y otra de azul, llevaban vestidos largos, parecían dos hadas que llegaron para cuidarme. Esa fue mi bienvenida a Bali: una isla que intensifica lo que sientes y te ayuda a soltar lo que ya no necesitas.

A los pocos días, conocí a un grupo de españoles en uno de esos restaurantes que me gustaban tanto y rápidamente hicimos match. Dos de esas personas son ahora de mis mejores amigas.

Ester Santos en Ubud

En Bali aprendí mucho, sobre todo la importancia del trabajo interior.

En Bali aprendí muchas cosas, conocí a mucha gente y lo más importante: entendí la importancia del trabajo interior, de conectar conmigo misma, de cuidar mi cuerpo y mi alma. Estuve dos años viviendo allí, aunque volví en algún momento a España.
En 2016 volví definitivamente, retomé mi trabajo como diseñadora gráfica en empresas, pero Bali me había dejado una profunda huella. No me sentía feliz con las jornadas largas y una vida que no encajaba conmigo…

El segundo viaje: India

En verano del 2018 mi prima Elia y yo recorrimos Delhi, Varanasi, Rajasthan… Todo nos sorprendía: la arquitectura, la devoción, el caos del tráfico, la deliciosa comida. Fue un viaje intenso y revelador.

A mi regreso, decidí hacer un curso de yoga para profundizar en mi práctica de yoga. Lo que empezó con clases a cuatro amigas pronto se convirtió en algo más grande. Y aunque el camino no siempre ha sido fácil, ha sido natural. Sé que estoy donde debo estar.
elia y yo en India
Ahora ofrezco retiros de fin de semana y viajes de yoga. En los viajes no nos retiramos del mundo, estamos en él con más presencia que nunca, el viaje es por tanto, de fuera a dentro y de dentro afuera.

Hoy miro hacia atrás y agradezco todos esos viajes. Desde Nueva Zelanda a Lombok, de Lombok a Bali, de Bali a Valencia, y de Valencia a India. Cada uno me ha transformado, enseñándome que la vida tiene millones de formas de ser vivida.